Cuidarse para poder cuidar

No todos los partos son iguales ni todas las mujeres inician su maternidad de la misma manera, sin embargo uno de los rasgos comunes en las diferentes maternidades es que hay un gran desgaste emocional.

Criar es una tarea titánica que ocupa todas las horas del reloj durante una buena temporada. Aún y cuando hay una voluntad de ejercer la maternidad con conciencia acaba siendo una vivencia de estrés sostenido, de muy poco margen de autocuidado y además a las madres nos acompaña una losa cultural en forma de sentimiento de culpa pegado al cuerpo que te persigue hagas lo que hagas. Y es que la tensión que generan la falta de sueño, la falta de espacio personal, la falta de tribu o de sostén hacia las madres son factores que empeoran la percepción de la vivencia de la maternidad.

Para nutrir a nuestros hijos necesitamos nutrirnos también nosotras, no hay otra opción. He aquí algunas ideas de autocuidado materno para incorporar en tu día a día.

  1. Pide ayuda antes de llegar al límite del agotamiento. Es muy difícil pasar días y noches enteras con bebés y niños pequeños. Obsérvate y anota cuáles son las señales que emite tu cuerpo cuando te acercas a tu límite y procura pedir ayuda antes de traspasarlo. Y si alguien te ofrece ayuda, acéptala, llegarás mejor a todo con el sostén de tu tribu.

  2. Procura tener siempre cerca snacks saludables. Las bajadas de azúcar pueden jugarte malas pasadas en términos de mal humor y fatiga intensa. Una buena sugerencia podría ser incluir opciones ricas en fibra como la fruta fresca o las barritas de semillas que además facilitan el tránsito intestinal, algo que puede ser de gran ayuda en las primeras semanas de postparto.

  3. Lleva siempre contigo una botella de agua. La hidratación es importantísima para el estado de salud general y el buen ánimo. Si tu bebé es muy pequeño, y/o das de mamar, ten varias repartidas por las zonas donde pasas más tiempo en tu casa. Verse inmovilizada por un bebé dormido y tener sed es un combo terrible.

  4. Apréndete una breve rutina de estiramientos y ejercicio y acuérdate de ella en momentos en los que tengas las manos libres. No solo te servirán para aliviar tensiones si no también para gradualmente volver a fortalecer tu cuerpo.

  5. Abastece tu congelador de platos nutritivos, de temporada y con ingredientes ecológicos. Los caldos de huesos (preferiblemente ecológicos) se pueden congelar y puedes añadirles miso en el momento que los calientes para tomártelos. De cara al otoño e invierno te pueden salvar más de una cena.

Y si conoces a alguna madre reciente: El mejor regalo es que te traigan comida cocinada lista para congelar, unos oídos donde poder desahogarse sin ser juzgada y unos brazos que sostengan al bebé mientras te das un baño o comes con las dos manos.

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