Prevención del cáncer de mama

En el terreno de la salud mamaria femenina es fundamental que las mujeres aprendamos a autoexplorar nuestros senos y que lo hagamos regularmente, pues de esta manera se pueden detectar muchos problemas potenciales en sus primeras fases. En el caso del cáncer de mama la detección precoz es fundamental para el éxito de su tratamiento.

La alimentación saludable, una vez más, también resulta básica para reducir el riesgo de la patología mamaria, sobretodo en el caso del cáncer de mama en mujeres postmenopáusicas. El tejido graso en una persona obesa convierte los andrógenos suprarrenales en estrógenos. De los estrógenos sabemos que a pesar de tener funciones fisiológicas normales, cuando se encuentran elevados aumentan el riesgo de padecer cáncer y otras patologías. Es por esta razón que deberíamos evitar totalmente el consumo de ciertos productos muy calóricos como el alcohol, productos con azúcares y grasas añadidas como la bollería industrial y los refinados, los refrescos industriales y carnes con alto contenido en grasa o procesadas. Además, como medida de prevención y hábito de vida también deberíamos incorporar a nuestra dieta alimentos de origen vegetal que naturalmente suelen ser ricos en carotenoides, polifenoles, antioxidantes y fibra alimentaria, todos ellos nutrientes que resultan esenciales en la protección frente al daño celular.

Si nos interesa normalizar nuestros niveles de estrógenos tendremos también en cuenta desterrar todas aquellas sustancias que imitan su comportamiento pero que además al no ser biodegradables, nuestro organismo no las puede eliminar. Son los xenoestrógenos. Los encontrarás en los elementos cotidianos y productos diversos que utilizamos en nuestro día a día, tanto en los plásticos de la cocina, productos de limpieza, como en la higiene diaria: son los ftalatos, los parabenos, los perfumes artificiales, el bisfenol A, y un largo etc.

Algunos de estos productos los aplicamos, sin saberlo, directamente sobre nuestra piel, a diario, en zonas donde la absorción es mayor o que son cercanas a partes sensibles de nuestro cuerpo, como en el caso de las mamas. A diario lavamos nuestras axilas con geles de ducha con xenoestrógenos entre sus ingredientes y aplicamos productos de higiene de los que hay sospechas de su no inocuidad y de su participación en el cáncer de mama.

De hecho, las autoridades europeas de seguridad y la FDA advierten de la no utilización de antitranspirantes de aluminio sobre piel dañada. Sin embargo es común su uso sobre axilas afeitadas, lo que aumenta su capacidad de absorción hasta seis veces, por lo que a pesar de que los estudios son inconclusos al relacionar directamente el cáncer de mama con los antitranspirantes y desodorantes, no está de más aplicar un principio de precaución evitando ciertos componentes en nuestra higiene diaria, es decir, utilizando exclusivamente desodorantes y siempre de origen ecológico.

El cáncer es una enfermedad multifactorial. Algunos factores de riesgo como la edad o el género no los podemos modificar. No nos quedemos de brazos cruzados frente a todo lo que sí que está en nuestra mano.

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