Lo que se oculta tras el déficit de vitamina D

La vitamina D es "la vitamina del sol" ya que nuestra piel la sintetiza cuando es expuesta a la luz solar. Esta vitamina funciona como una hormona, de hecho todas nuestras células tienen receptores de vitamina D, incluidos los tejidos de los órganos reproductivos.

De entre sus funciones vemos que la vitamina D es importantísima para nuestra salud ósea, pues es conocida por regular el metabolismo del fósforo y del calcio, dos minerales clave en la salud de nuestros huesos. Además, también está relacionada con nuestra inmunidad. Tener niveles bajos de vitamina D puede impactar negativamente sobre la inflamación y la respuesta inmunitaria incluso en mujeres sanas (1). En el caso de padecer alguna enfermedad inflamatoria, esta deficiencia tiene el potencial de agravar la inflamación.

En nuestra consulta nos encontramos con que la deficiencia de vitamina D en sangre es un denominador común en gran parte de la población que sufre de infertilidad, tanto femenina como masculina. En una revisión de estudios (1) se buscó el papel de la vitamina D en los tratamientos de diferentes causas de infertilidad y se encontró que los niveles de vitamina D en mujeres sanas era más alto que los niveles en mujeres con síndrome de ovario poliquístico (2), así como una correlación entre los niveles de vitamina D y la producción de hormona Antimülleriana, siendo que esta vitamina favorece el mantenimiento de la reserva ovárica en el tiempo.

A diferencia de muchas otras, esta vitamina se acumula en el cuerpo, concretamente en nuestro hígado, durante unos 3 meses. ¿No es sorprendente que siendo acumulativa y siendo que vivimos en el mediterráneo, haya tanta predominancia de deficiencia de vitamina D entre la población?

Lamentablemente a menudo pasamos días y días entre paredes y tapamos nuestra piel con ropa y protector solar cuando nos exponemos al sol. Por lo general, para mantenernos con unos niveles saludables de vitamina D bastaría con exponer al sol el 25% de nuestra piel durante 10 minutos 3 veces por semana, quizás algo más de tiempo las personas más oscuras de piel pues su propio pigmento hace de barrera. No obstante, se ha visto que tener inflamación crónica podría ser la causa y no solo la consecuencia de la baja concentración de vitamina D en la población (4), y eso tendría mucho sentido con la deficiencia general de esta vitamina, ya que el estilo de vida occidental es muy pro-inflamatorio.

En el tratamiento de la deficiencia de vitamina D suele darse suplementos en gotas, pero no siempre los valores suben hasta un nivel satisfactorio. Es en este tipo de situaciones en los que nuestras pacientes se benefician (y se ve enseguida) de los efectos de las pautas dietéticas y de la acupuntura que les proporcionamos, pues uno de los objetivos siempre es bajar los niveles de inflamación, sobretodo a nivel digestivo y reproductivo. Se dice que los niveles de hormona antimülleriana (AMH) no pueden subir, pero en nuestra consulta nos encontramos con que esa afirmación es demasiado arriesgada, pues en ocasiones sí suben, y notablemente. No obstante, no siempre hace falta medir de nuevo la reserva ovárica, lo vemos en forma de embarazos en mujeres de muy baja reserva o con fallo ovárico declarado.

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(1) vitamin D deficiency related to increased inflammation in healthy women https://www.sciencedaily.com/releases/2009/04/090408140208.htm

(2) The role of vitamin D in impaired fertility treatment. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24522025

(3) Vitamin D and fertility: a systematic review. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22275473

(4) Inflammation and vitamin D: the infection connection https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4160567/

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